jueves, 30 de agosto de 2012

Ayuda a tus hijos a alcanzar sus metas



 *El ayudarle a los hijos a tener un rumbo en la vida y visualizar su futuro en base a metas es el sueño de todo padre.
En estas fechas,  los adultos se marcan todo tipo de metas y propósitos, pero Normalmente son los adultos quienes llevan a cabo esta práctica, los niños también pueden participar de esta actividad para sentirse a tono con los adultos, además de que crear una estupenda experiencia familiar cuando los padres ayudan a sus pequeños a visualizar sus propias metas, algo que sin duda les será de gran utilidad en el futuro.

Aquí unos consejos sobre como hacerlo:

• Los padres y los niños recogen y cortan palabras, imágenes y obras de arte y toman fotos de cosas que quieren o desean. Se dividen en categorías como salud, escuela, familia, carrera y la vida.

• Pegue los elementos en una tabla. Sea creativo y diviértase. Añada color, objetos o escriba palabras de inspiración a través de imágenes.

• Cuelgue el tablero en un lugar prominente en su habitación para que puedan reflexionar sobre ella todas las mañanas antes de levantarse y cada noche antes de irse a la cama.

• Cada miembro de la familia puede leer la lista y explicar los artículos que escribió y traducirlo en objetivos si lo necesitan. Los padres pueden ayudar a los niños dar prioridad a su lista y hacer sugerencias sobre la manera de alcanzarlos.

• Después de los objetivos están organizados pueden comenzar a romper cada meta y se presentan con un plan para alcanzarlos.

• Es posible que algunos tengan que ser desglosados. Por ejemplo, si dicen "Quiero ser rico", entonces esto se convierte en una oportunidad impresionante para enseñar a sus hijos el esfuerzo, la dedicación, la educación que se necesita para alcanzar ese objetivo y para enseñar lo que significa ser "rico y feliz".

• Una vez que el primer objetivo es alcanzado asegúrese de celebrar este gran logro. Ya sea la suya o la de ellos y predicar con el ejemplo y haga que participen.

• Hable de lo fácil que era llegar a la meta cuando se tomó el tiempo para pensar y trabajar para alcanzarla.

• Hacer de este un evento anual, cada mes de enero.

• Anime a los niños mayores a llevar un diario y/o un blog sobre su experiencia.

• Una vez que experimentan la sensación de logro, trabaje aún más duro para alcanzar otros objetivos.

• Recuerde que no hay mejor manera de llevar un buen ejemplo que enseñar a los niños lo que debe hacer o no al convertirse en adulto.

Con esto se les da una gran sensación de ser parte de "equipo familiar", un sentido de auto-estima y confianza.
Y así ellos aprenderán a lograr cualquier cosa en que pongan su mente. Tener un propósito y alcanzar las metas les ayudará a ser felices, adultos independientes, exitosos y eso es lo que todos deseamos.

8 pasos para que nuestros hijos alcancen sus metas

 “Nunca digas no puedo, porque eres infinito. El tiempo y el espacio son nada si se les compara con tu naturaleza. Puedes hacer cualquier cosa; puedes hacerlo todo
Cuando nació nuestro hijo  sentíamos una enorme ternura cuando lo cargábamos, viendo su carita angelical, sus ojos fijos en nosotros, su cara llena de paz y tranquilidad, … y su dedito en la boca. Siempre vimos que chuparse el dedo era una manera de sentirse tranquilo y relajado, así que se lo permitimos y pensábamos que en cualquier momento que él (o nosotros) lo decidiéramos se eliminaría ese hábito. Para cuando quisimos eliminarlo, el hábito llevaba ya 8 años de arraigo, y ahora de manera automática él se chupaba el dedo constantemente al tener hambre, estar cansado, al ver la tele, al dormir, etc.
Todos en la familia intentamos recordarle amablemente que debería mantener su dedo fuera de la boca cada vez que lo veíamos chupándolo, diciéndole las consecuencias en su dentadura si continuaba haciéndolo, o simplemente haciéndole señas para que lo sacara. Sin embargo los avances eran pocos, y él continuaba con el hábito. En medio de mi frustración con esto, cometí muchos errores como jalarle el dedo mientras lo chupaba, estar vigilándolo para que no lo hiciera, regañarlo. Esto solo logró que él buscara cualquier oportunidad para hacerlo a escondidas; se escondía bajo las cobijas, se acostaba en el sillón con la cara hacia el respaldo, en el coche se sentaba atrás de mí para que yo no pudiera verlo. Esta situación también estaba ocasionando problemas en la familia con mi esposa, que definitivamente no aprobaba mis métodos.
El también quería deshacerse de este hábito ya que quería evitar a toda costa que sus amigos lo descubrieran. Empezamos a buscar opiniones e ideas con amigos y otros padres de familia de la escuela. La mayoría de ellas no nos agradaban. Después de probar algunas opciones sin éxito, una amiga me recomendó usar un barniz para las uñas que ayuda a evitar que uno se muerda las uñas. ¡Sabe horroroso!
Hablé con mi hijo, y le comenté de esta alternativa. Le dije que ese barniz sabía muy feo, feísimo ¡HORRIBLE! y aun así quiso probarlo. Le puse un poco en una uña, lo probó y casi se vomita. Sin embargo, me encantó cuando dijo “Vamos a hacerlo, pero que sea un secreto para que luego pueda darle la sorpresa a mamá”. ¡¡PERFECTO!!
A partir de ese momento, cada noche iba a su cuarto a decirle “Buenas Noches” y en secreto ponerle el barniz. ¡Funcionó de maravilla!
Sinceramente no recuerdo cuanto tiempo usamos este barniz, pero en poco tiempo se acabó el hábito, y finalmente pudo anunciar a toda la familia con mucho orgullo que ya había superado ese hábito.
A los pocos días hicimos una comida especial con toda la familia en su honor en la casa y festejamos así su tan importante logro y brindamos porque siguiera cosechando triunfos en su vida.
De esta experiencia aprendí que si seguimos los siguientes 8 pasos podemos ayudar a nuestros hijos, o a cualquier miembro de la familia, a alcanzar las metas que se propongan:
1.    Ayúdeles a definir su meta. Mientras más concreta, específica y medible sea su meta mucho más fácilmente van a saber qué hacer y a darse cuenta qué tan cerca de ella están.
2.  Permítales tomar decisiones. Pocas cosas en la vida son más contraproducentes que recibir instrucciones de las que uno no está convencido. Si nosotros les orientamos y permitimos que ellos tomen las decisiones sobre la manera de atacar algún problema entonces ellos se sentirán comprometidos con su decisión y será mucho más probable que la sigan.
3.  Ayúdeles a encontrar alternativas. Al cometer errores o no obtener los resultados deseados inmediatamente muchos niños, y muchos adultos también, prefieren “tirar la toalla”. Ayudarles a encontrar alternativas es una manera de darles luz en el camino y de ver las cosas de manera diferente.
4.  Permita que salven su prestigio. Puede ser que a alguno de nuestros hijos se sientan avergonzados por no poder lograr lo que se proponen. Si toda la familia está al pendiente de cómo le está yendo y constantemente le propone soluciones, puede perder la concentración en la meta y empezar a tratar de complacer a los demás. Si les damos “espacio” y tiempo ellos pueden mantener su concentración.
5.  Sea paciente y comprensivo. Para muchos adultos, los problemas de los hijos son cosa de niños; creen que solo los adultos tenemos problemas verdaderos. Es importante notar que a su corta edad, los problemas de los niños son problemas verdaderos para ellos. Si vemos las cosas desde su punto de vista podremos comprenderlos y darles la importancia que tienen para ellos. Hay que recordar que la forma de afrontar estos “pequeños” problemas los están preparando para enfrentar mayores retos más adelante en la vida.
6.  Mantener la motivación. Ayudarles a mantener la motivación cuando se encuentran con dificultades para lograr lo que quieren. A veces se puede perder de vista el objetivo último, y si logramos que ellos mantengan siempre en la mira la razón por la cual están luchando entonces les ayudaremos a ser perseverantes y a encontrar las fuerzas para seguir adelante a pesar de las adversidades.
7.  Elogie cada pequeño progreso. Cuando los hijos están haciendo algo nuevo, o cambiando hábitos, pueden llegar a sentirse muy frustrados con sus tropiezos. Si nosotros los animamos con cada pequeño adelanto y los alentamos a seguir adelante a pesar de los tropiezos, a tomar la lección de lo sucedido y a buscar alternativas, hay mucho mayores posibilidades de que tengan éxito.
8.  Celebre con ellos sus logros. Una vez que logran lo que se propusieron hay que ¡celebrarlo! No es necesario hacer una fiesta, ni hacer gastos innecesarios. Simplemente con una pequeña reunión familiar en la que se le dé reconocimiento por el logro alcanzado es suficiente. Sirve para afirmar sus capacidades y para ayudarles a cerrar esa etapa e iniciar o prepararlos para iniciar nuevas etapas. También puede aprovecharse para ayudarles a reflexionar sobre las lecciones aprendidas.
Hay que recordar que la forma en que nuestros hijos enfrenten los retos desde pequeños les ayudará a tener herramientas para superar los grandes retos a los que se enfrentarán mientras van creciendo.

Muchos padres, con tal de que sus hijos no sufran intentan evitarles cualquier tipo de dolor o contrariedad. De esta forma lo que están haciendo es contribuir a que se conviertan en niños blandos, de personalidad débil, caprichosa e inconstante. Para evitar esto es importante que los padres conozcan no sólo el valor que el esfuerzo tiene a la hora de educarlos, sino también la forma de inculcárselo.



El esfuerzo es aquello que nos ayuda a conseguir las metas que nos proponemos y a vencer y superar los obstáculos de la vida diaria.
Nos ayuda a resistir y perseverar para conseguir el objetivo a alcanzar.
Si nuestros hijos se dejaran llevar por lo que les apetece en cada momento, seguramente no estudiarían, no ayudarían en las tareas de casa, no organizarían sus cosas, etc. y por consiguiente, cuando sean mayores, no sabrán enfrentarse solos a las dificultades y contratiempos que se le presenten.
Entre los 6 y 12 años, conocido como el periodo sensitivo, es el momento de educarles en hábitos, enseñarles a ser trabajadores, a ser responsables de sus actos, etc.
Los padres se tienen que concienciar que la clave no está en quitarles el sufrimiento a los hijos sino en proporcionarles las herramientas, estrategias y capacidades que les ayuden a enfrentarse a las dificultades.


En primer lugar hay que enseñarles en qué consiste el esfuerzo y el sentido y valor que este tiene.
Si se empieza por enseñarles a esforzarse en cosas pequeñas cuando sean mayores serán capaces de hacerlo con las grandes dificultades que la vida les va a deparar.
Los hijos tienen que saber que lo importante es hacer lo que se debe y no lo que apetece.
De esta forma aprenderán a controlar los impulsos, vencerán los estados de ánimo, la impulsividad, la impaciencia etc.
Es importante enseñarles a marcarse metas que sean realistas, ayudarles a decidir lo que quieren en un momento de confusión. Les puede ayudar que los padres les hagan preguntas del tipo: ¿Qué quieres hacer en este asunto?, ¿Cuál es tu objetivo?, ¿Qué te propones con esto? Y por consiguiente hacerles ver que todo supone un esfuerzo, pero que merece la pena.
El ejemplo de los padres es fundamental.
A los niños les va a ayudar mucho ver que sus padres también se esfuerzan, que no se quejan cuando las cosas no salen según lo previsto, que asumen sus propios errores y que a pesar de las dificultades son capaces de seguir adelante.


- Hacerles ver la cara positiva del esfuerzo, presentarlo como algo valioso y necesario que les va a ayudar a alcanzar los objetivos y metas propuestas.
- Es conveniente que los padres provoquen ocasiones en las que los hijos se tengan que esforzar, por ejemplo levantarse temprano, comer algo que no les agrada mucho, realizar alguna tarea de casa que les resulta algo molesta, etc.
- Explicarles que las cosas que se empiezan hay que terminarlas y que no se deben hacer chapuzas. Al principio habrá que ayudarles a ser realistas antes de comenzar algo y enseñarles a prever las consecuencias de sus actos y decisiones.
- La disciplina y el esfuerzo van unidos. Es aconsejable tener un horario, cumplir unas normas en casa, procurar que tengan la mayor parte del tiempo ocupado, realizar algún tipo de deporte, implicarlos en el cuidado de los hermanos pequeños, etc.
- Los padres son los que mejor pueden ayudar a los hijos a vencer las impaciencias, superar el aburrimiento, la indecisión, los impulsos, los cambios de humor etc. Los niños al principio no saben ponerle nombre a lo que les ocurre y por ello los padres deben ayudarles no solo a descubrirlo, sino también a encontrar la forma de superarse y vencerse a sí mismos.

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