En este
mundo de prisas, de apuros por ganar el dinero para vivir, los padres se
olvidan de lo más valioso que les pueden otorgar a sus hijos: Tiempo que pueden
convivir con ellos. Tiempo para corregir, para educar, para adquirir hábitos,
así como el tiempo que el niño requiere pasar con sus padres.
Alguna vez
usted, mamá o papá se ha preguntado: ¿Qué le gustaría a mi hijo hacer hoy con
nosotros?
¿Recuerda
usted qué hacía con sus padres cuando era niño? ¿Qué era lo que más le gustaba
compartir con ellos? ¿Cuántas veces deseó tan sólo que lo abrazaran o lo
besaran?
¿Ha pensado
usted, de las 24 horas del día, cuánto tiempo dedica realmente a sus hijos?
Piense que brindarle un abrazo cariñoso a un niño, tan solo le restará cuatro o
cinco segundos, de esos 86 mil 400 segundos que tiene un día, ¿Es mucho pedir?,
¿verdad que no?
El niño cuando es pequeño necesita sentirse amado y cerca de sus seres queridos, simplemente por ser un niño. Que no sólo lo quieran por sus logros, porque se porte bien y obtenga buenas calificaciones, sino tan solo por ser parte esencial e importante de la familia.
Recuerden
que para ser un adulto sano y feliz, se debe haber sido un niño feliz, para
poder amar y respetar a los demás, es importante haber sido amado y respetado
de niño, para saber entregar nuestro tiempo a los demás, es necesario que de
niño nuestros padres nos hayan entregado un poco de su tiempo... Pero no sólo
como lo entendemos los adultos, sino como lo entiende el niño. A lo mejor para
su hijo es importante que usted esté con él viendo en el televisor la serie de
caricaturas que más le gusta, para su niña jugar a las muñecas, o incluso estar
cerca de ustedes.
En esta
sociedad, con crisis de valores, es necesario rescatar lo más valiosos que
tenemos, como padres es nuestra responsabilidad la de crear un mundo mejor y de
esperanza para los hijos, en el que ellos se sientan libres y creativos, para
desarrollarse como personas.
¿Qué podemos
hacer para que nuestros hijos tengan deseos de prosperar y de salir adelante en
la vida?
Transmitirles un espíritu de lucha, de trabajo constante, de confianza en sí mismos y esto solamente se adquiere cuando el niño se siente a gusto por ser niño, se siente querido y respetado por sus padres.
Yo los invito a ustedes padres de familia, que les pregunten a sus hijos ¿Qué es lo que quieren hacer?, ¿cómo quieren pasar el tiempo y créanme no es con más dinero, no es con más juguetes, no es con más golosinas sino simple y sencillamente con una parte de su tiempo.
A veces como
padres de familia, estamos preocupados por la educación de los hijos, y ¿saben
cuál es la mejor forma de aprender para un niño?, el ver y participar de las
actividades de sus padres, imitar hábitos, si bien es importante que ambos padres
se incorporen a las actividades de sus hijos, para el niño es todavía más
importante el participar de las actividades cotidianas de sus padres y del
hogar, pues para él es el mundo de sus padres y del cual quiere formar parte.
Dra. Guadalupe Moguel Parra* Como Pediatra de
muchos niños, nos dice: He visto a niños felices y otros que no lo son tanto,
porque sus padres no se han preocupado por qué el niño o niña esté feliz, sino
que sólo se han preocupado por su vestido, su alimento, su colegiatura y se han
olvidado que todos los niños siempre son más sencillos que los adultos, que la
percepción del niño es más simple que la del adulto, que el niño no es tan
complicado y que para él cuenta más un poco del tiempo de sus padres que todo
el oro del mundo, por ello les repito, denle a sus hijos ese espacio que sólo
ellos saben aquilatar en toda su magnitud, como es el pasar un rato agradable
con su niño.
¿QUÉ HACER CON EL TIEMPO Y LOS HIJOS?
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No hay recetas ni fórmulas, pues
cada familia tiene sus circunstancias particulares. Sin embargo, vale la pena
tener en cuenta algunas sugerencias:
El tiempo no es
favorable o desfavorable. Simplemente está ahí y su uso depende de la
planeación que hagamos cada día; sólo así tendremos tiempo de trabajar, de
descansar, de compartir con los hijos, de jugar con ellos, de leerles
cuentos. En otras palabras, que haya tiempo de vida. Las Sagradas Escrituras
en Eclesiastés Cap 3: 1-8 Nos dice: Hay una temporada
para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo.
Un tiempo para nacer y un tiempo para morir. Un tiempo para sembrar
y un tiempo para cosechar.
Un tiempo para matar y un tiempo para sanar. Un tiempo para derribar
y un tiempo para construir.
Un tiempo para llorar y un tiempo para reír. Un tiempo para
entristecerse y un tiempo para bailar.
Un tiempo para esparcir piedras y un tiempo para juntar piedras. Un
tiempo para abrazarse y un tiempo para apartarse.
Un tiempo para buscar y un tiempo para dejar de buscar. Un tiempo
para guardar y un tiempo para botar.
Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para
callar y un tiempo para hablar.
Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra
y un tiempo para la paz.
· Hay que establecer prioridades. Seguir
manejando el tiempo con el criterio de que solo lo destinamos a lo más
urgente, nos impedirá atender lo importante.
·
Hay que “sacar
tiempo” para responder a los “por qué” de los hijos. Estas son dos
palabras maravillosas que los niños, todos los niños del mundo pronuncian.
Cuando dejan de hacerlo, es porque nadie se tomó el tiempo en responderles,
con lo que se apaga en ellos la llama de la curiosidad.
·
Es mejor dar
tiempo que cosas, con ello les inculcamos una escala de valores. Muchas veces,
cuando no les podemos dedicar tiempo a los hijos, tratamos de compensar esto
dando juguetes o siguiendo sus caprichos. Cuando obramos así, les estamos
fomentando el criterio consumista de la sociedad actual: lo importante es
tener. Cuando se da tiempo, por el contrario, el mensaje es otro: lo esencial
es ser.
·
Hay que quitarle
algo de tiempo a la vida moderna. La televisión, el computador,
las telenovelas. Rescatarlo y devolvérselo a sus legítimos dueños: los hijos.
·
Es necesario
aprender a escuchar bien. A abrir por completo la mente y el corazón al niño,
con toda la conciencia de que seamos capaces.
·
Tener paciencia. Casi siempre
estamos de afán y el niño no sabe de esto, por lo tanto, al hablarnos
lo hace con todos los pormenores. Esto nos lleva a que casi nunca les dejamos
terminar una frase o una explicación, pues ya nos sabemos el final y
nos apresuramos a cortarles la palabra con el consabido “sí, sí, ya lo sé”.
Se trata pues de no hacer juicios precipitados, sino de escuchar.
·
Cuando las
madres trabajan, no pueden guiar su actitud hacia los hijos con un
sentimiento de culpa. Los tiempos han cambiado y en muchas familias ambos
padres deben trabajar. Lo importante es organizar bien el tiempo, repartirse
las cargas entre los esposos, escoger muy bien a quienes van a cuidar los
niños mientras los padres están ausentes. Tratar de llamar por teléfono al
niño o niña cuando regresen del colegio, de tal forma que ellos, los hijos,
comprendan que aunque la mamá no esté presente está siempre interesada
en su cuidado.
·
Además hay
condiciones especiales en las que los padres deben hacer todo lo posible por
participar. Para un niño que lleva varias jornadas entrenándose o
ensayando (en un equipo de fútbol, obra de teatro, coro, etc.), es muy
importante, saber que sus padres estarán con él el día del “estreno”.
·
Reiteremos una vez más que las dos cosas
más importantes que los padres puedan dar a sus hijos son: AMOR Y TIEMPO.
·
El tiempo de descanso
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El tiempo
de descanso se ha convertido en un método para disciplinar extremadamente
popular. Sin embargo, lo que determina la efectividad de este o cualquier
método de disciplina es el tiempo que se pasa con los hijos. Pasar tiempo con
los hijos se refiere al intercambio y las reacciones que los niños reciben cuando no se comportan
bien. La calidad del tiempo que se pasa con los niños es un ingrediente
importante que determina la relación entre
padre e hijo. Los niños a menudo ven a sus padres como personas que
podrán limites o castigarán cuando ellos
no se portan bien. Es importante que los niños también vean a sus padres
como personas que pueden ofrecer mucha atención positiva. A continuación se
ofrecen algunas sugerencias que mejorarán el tiempo que les dedica a sus hijos.
Sorpréndalos portándose bien. Es
importante que los padres sigan de cerca las actividades de sus hijos. Esto les
dará la oportunidad de observar más la conducta apropiada de sus hijos. La meta
es sorprender a sus hijos portándose bien.
No espere una ocasión especial. Los
padres deben ofrecerle a sus hijos muchos elogios cando se portan bien. No
deben esperar hasta que sus hijos hagan algo extraordinario para elogiarlos.
Sea específico. Cuando
los padres elogian a sus hijos, a menudo
es bueno decirles porque se le elogia. Por ejemplo “Que bien hiciste al no
interrumpir cuando estaba hablando por teléfono. Gracias”
Preste atención física. Además de
los elogios verbales, los padres deben darles a sus hijos atención física. Por
ejemplo, abrazos, sonrisas, un beso, una palmada en la espalda, o un cerrar de
ojo. Los niños más chicos responden especialmente bien a la atención física.
Deles atención inmediata. Es
importante dar a los niños atención inmediata. Los padres no deben esperar
hasta después de que el buen comportamiento ocurra para elogiar a los niños.
Evita los elogios ambiguos. Es
importante evitar el uso de elogios ambiguos. Por ejemplo, no es bueno decirle
algo como “bien Hecho; ¿Por qué no lo haces más seguido?
Use elogios de tercera mano. Los
elogios de tercera mano pueden ser muy efectivos. Estos elogios ocurren cuando
una persona le dice a otra sobre el buen comportamiento del niño en presencia
de este. Por ejemplo, cuando uno de los padres llega a casa del trabajo, el
otro de los padres platica sobre el buen comportamiento del niño durante el día.
Planee actividades para padre e hijo. El uso de
actividades entre padres e hijos puede ser una manera efectiva para premiar al
niño cuando se porta bien. Por ejemplo, ir al parque o participar en un juego.
El uso de actividades entre padre e hijo a menudo es preferible que las
recompensas materiales.
Haga nota del buen comportamiento en lugar
del malo. El punto más importante es que los padres hagan saber a sus
hijos que aprecian el buen comportamiento y que también notan cuando se portan
mal. El balance entre el tiempo con sus hijos y el tiempo de descanso (o
cualquier otro método de disciplina) es importante para corregir el comportamiento de los niños.
Si estar con sus hijos no es
importante para usted (charlar con ellos, jugar con ellos, dar un paseo juntos,
abrazarlos, escucharlos, compartir su amor, mirarlos con afecto), entonces no
hay forma en que ellos puedan sentirse amados. No importa cuántas cosas les
compre, o cuántas veces les diga que los ama, si no son lo suficientemente
importantes para que usted quiera estar realmente con ellos,
no se sentirán amados ni cuidados.
Sus hijos necesitan de su atención completa, y cuando no la obtienen, pueden reclamarla de varias maneras. Pueden hablar sin parar, tratando de captar su interés. Pueden hacerse notar riñendo entre sí, no escuchándolo a usted, resistiéndose a realizar sus tareas, deberes escolares, cuidar su higiene, cambiar los horarios de sueño y cosas por el estilo. Para muchos niños, incluso la atención negativa es mejor que no obtener atención. Esto crea un círculo vicioso en el cual, cuanto más llaman ellos la atención, menos quiere usted estar con ellos, pero cuanto menos está con ellos brindándoles cariño y atenciones, más llaman ellos la atención.
Piense cómo se siente usted cuando alguien le brinda su atención completa. ¿No es maravilloso? ¿Cuántas veces alguien lo mira a los ojos y le concede toda su atención? ¿Cuán a menudo se siente usted verdaderamente escuchado? Desgraciadamente, mucha gente necesita tanto ser escuchada y recibir atención, que no están dispuestos a escuchar ni prestar atención a los demás.
El simple acto de estar completamente presente con sus hijos hará más por ellos de lo que usted pueda imaginar. Tiene la oportunidad de darles a sus hijos un maravilloso regalo: estar presente a su lado, dándoles su amor, compasión, empatía, interés, sentido del humor y afecto. Tiene la oportunidad cada día, incluso si sólo dispone de media hora para mimarlos y confortarlos. Los niños crecen tan rápido... No se pierda esta oportunidad diaria.
Recuerde
siempre ¡Que la calidad del tiempo que dedique a
sus hijos, será el tesoro más valioso que ustedes le puedan otorgar!
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