*El ayudarle a los hijos a tener un rumbo en la vida y visualizar su
futuro en base a metas es el sueño de todo padre.
En estas fechas, los adultos se marcan todo tipo de metas y
propósitos, pero Normalmente son los adultos quienes llevan a cabo esta
práctica, los niños también pueden participar de esta actividad para sentirse a
tono con los adultos, además de que crear una estupenda experiencia
familiar cuando los padres ayudan a sus pequeños a visualizar sus propias
metas, algo que sin duda les será de gran utilidad en el futuro.
Aquí unos consejos sobre como
hacerlo:
• Los padres y los niños recogen
y cortan palabras, imágenes y obras de arte y toman fotos de cosas que quieren
o desean. Se dividen en categorías como salud, escuela, familia, carrera y la
vida.
• Pegue los elementos en una
tabla. Sea creativo y diviértase. Añada color, objetos o escriba palabras de
inspiración a través de imágenes.
• Cuelgue el tablero en un lugar
prominente en su habitación para que puedan reflexionar sobre ella todas las
mañanas antes de levantarse y cada noche antes de irse a la cama.
• Cada miembro de la familia puede
leer la lista y explicar los artículos que escribió y traducirlo en objetivos
si lo necesitan. Los padres pueden ayudar a los niños dar prioridad a su lista
y hacer sugerencias sobre la manera de alcanzarlos.
• Después de los objetivos están
organizados pueden comenzar a romper cada meta y se presentan con un plan para
alcanzarlos.
• Es posible que algunos tengan
que ser desglosados. Por ejemplo, si dicen "Quiero ser rico",
entonces esto se convierte en una oportunidad impresionante para enseñar a sus
hijos el esfuerzo, la dedicación, la educación que se necesita para alcanzar
ese objetivo y para enseñar lo que significa ser "rico y feliz".
• Una vez que el primer objetivo
es alcanzado asegúrese de celebrar este gran logro. Ya sea la suya o la de ellos
y predicar con el ejemplo y haga que participen.
• Hable de lo fácil que era
llegar a la meta cuando se tomó el tiempo para pensar y trabajar para
alcanzarla.
• Hacer de este un evento anual,
cada mes de enero.
• Anime a los niños mayores a llevar
un diario y/o un blog sobre su experiencia.
• Una vez que experimentan la
sensación de logro, trabaje aún más duro para alcanzar otros objetivos.
• Recuerde que no hay mejor
manera de llevar un buen ejemplo que enseñar a los niños lo que debe hacer o no
al convertirse en adulto.
Con esto se les da una gran
sensación de ser parte de "equipo familiar", un sentido de
auto-estima y confianza.
Y así ellos aprenderán a lograr
cualquier cosa en que pongan su mente. Tener un propósito y alcanzar las metas
les ayudará a ser felices, adultos independientes, exitosos y eso es lo que
todos deseamos.
8 pasos para
que nuestros hijos alcancen sus metas
“Nunca digas no
puedo, porque eres infinito. El tiempo y el espacio son nada si se les compara
con tu naturaleza. Puedes hacer cualquier cosa; puedes hacerlo todo”
Cuando nació nuestro hijo sentíamos una enorme ternura cuando lo
cargábamos, viendo su carita angelical, sus ojos fijos en nosotros, su cara
llena de paz y tranquilidad, … y su dedito en la boca. Siempre vimos que
chuparse el dedo era una manera de sentirse tranquilo y relajado, así que se lo
permitimos y pensábamos que en cualquier momento que él (o nosotros) lo
decidiéramos se eliminaría ese hábito. Para cuando quisimos eliminarlo, el
hábito llevaba ya 8 años de arraigo, y ahora de manera automática él se chupaba
el dedo constantemente al tener hambre, estar cansado, al ver la tele, al
dormir, etc.
Todos en la familia intentamos recordarle amablemente que
debería mantener su dedo fuera de la boca cada vez que lo veíamos chupándolo,
diciéndole las consecuencias en su dentadura si continuaba haciéndolo, o
simplemente haciéndole señas para que lo sacara. Sin embargo los avances eran
pocos, y él continuaba con el hábito. En medio de mi frustración con esto,
cometí muchos errores como jalarle el dedo mientras lo chupaba, estar
vigilándolo para que no lo hiciera, regañarlo. Esto solo logró que él buscara
cualquier oportunidad para hacerlo a escondidas; se escondía bajo las cobijas,
se acostaba en el sillón con la cara hacia el respaldo, en el coche se sentaba
atrás de mí para que yo no pudiera verlo. Esta situación también estaba
ocasionando problemas en la familia con mi esposa, que definitivamente no
aprobaba mis métodos.
El también quería deshacerse de este hábito ya que quería
evitar a toda costa que sus amigos lo descubrieran. Empezamos a buscar
opiniones e ideas con amigos y otros padres de familia de la escuela. La
mayoría de ellas no nos agradaban. Después de probar algunas opciones sin
éxito, una amiga me recomendó usar un barniz para las uñas que ayuda a evitar
que uno se muerda las uñas. ¡Sabe horroroso!
Hablé con mi hijo, y le comenté de esta alternativa. Le
dije que ese barniz sabía muy feo, feísimo ¡HORRIBLE! y aun así quiso probarlo.
Le puse un poco en una uña, lo probó y casi se vomita. Sin embargo, me encantó
cuando dijo “Vamos a hacerlo, pero que sea un secreto para que luego pueda
darle la sorpresa a mamá”. ¡¡PERFECTO!!
A partir de ese momento, cada noche iba a su cuarto a
decirle “Buenas Noches” y en secreto ponerle el barniz. ¡Funcionó de maravilla!
Sinceramente no recuerdo cuanto tiempo usamos este barniz,
pero en poco tiempo se acabó el hábito, y finalmente pudo anunciar a toda la
familia con mucho orgullo que ya había superado ese hábito.
A los pocos días hicimos una comida especial con toda la
familia en su honor en la casa y festejamos así su tan importante logro y
brindamos porque siguiera cosechando triunfos en su vida.
De esta experiencia aprendí que si seguimos los siguientes
8 pasos podemos ayudar a nuestros hijos, o a cualquier miembro de la familia, a
alcanzar las metas que se propongan:
1.
Ayúdeles
a definir su meta. Mientras
más concreta, específica y medible sea su meta mucho más fácilmente van a saber
qué hacer y a darse cuenta qué tan cerca de ella están.
2. Permítales tomar decisiones. Pocas cosas en la vida son más contraproducentes que recibir
instrucciones de las que uno no está convencido. Si nosotros les orientamos y
permitimos que ellos tomen las decisiones sobre la manera de atacar algún
problema entonces ellos se sentirán comprometidos con su decisión y será mucho
más probable que la sigan.
3. Ayúdeles a encontrar alternativas. Al cometer errores o no obtener los resultados deseados
inmediatamente muchos niños, y muchos adultos también, prefieren “tirar la
toalla”. Ayudarles a encontrar alternativas es una manera de darles luz en el
camino y de ver las cosas de manera diferente.
4. Permita que salven su prestigio. Puede ser que a alguno de nuestros hijos se sientan
avergonzados por no poder lograr lo que se proponen. Si toda la familia está al
pendiente de cómo le está yendo y constantemente le propone soluciones, puede
perder la concentración en la meta y empezar a tratar de complacer a los demás.
Si les damos “espacio” y tiempo ellos pueden mantener su concentración.
5. Sea paciente y comprensivo. Para muchos adultos, los problemas de los hijos son cosa de
niños; creen que solo los adultos tenemos problemas verdaderos. Es importante
notar que a su corta edad, los problemas de los niños son problemas verdaderos
para ellos. Si vemos las cosas desde su punto de vista podremos comprenderlos y
darles la importancia que tienen para ellos. Hay que recordar que la forma de
afrontar estos “pequeños” problemas los están preparando para enfrentar mayores
retos más adelante en la vida.
6. Mantener la motivación.
Ayudarles a mantener la motivación cuando se encuentran con dificultades para
lograr lo que quieren. A veces se puede perder de vista el objetivo último, y
si logramos que ellos mantengan siempre en la mira la razón por la cual están
luchando entonces les ayudaremos a ser perseverantes y a encontrar las fuerzas
para seguir adelante a pesar de las adversidades.
7. Elogie cada pequeño progreso. Cuando los hijos están haciendo algo nuevo, o cambiando
hábitos, pueden llegar a sentirse muy frustrados con sus tropiezos. Si nosotros
los animamos con cada pequeño adelanto y los alentamos a seguir adelante a
pesar de los tropiezos, a tomar la lección de lo sucedido y a buscar
alternativas, hay mucho mayores posibilidades de que tengan éxito.
8. Celebre con ellos sus logros. Una vez que logran lo que se propusieron hay que ¡celebrarlo!
No es necesario hacer una fiesta, ni hacer gastos innecesarios. Simplemente con
una pequeña reunión familiar en la que se le dé reconocimiento por el logro
alcanzado es suficiente. Sirve para afirmar sus capacidades y para ayudarles a
cerrar esa etapa e iniciar o prepararlos para iniciar nuevas etapas. También
puede aprovecharse para ayudarles a reflexionar sobre las lecciones aprendidas.
Hay que recordar que la forma en que nuestros hijos
enfrenten los retos desde pequeños les ayudará a tener herramientas para
superar los grandes retos a los que se enfrentarán mientras van creciendo.
Muchos padres,
con tal de que sus hijos no sufran intentan evitarles cualquier tipo de dolor
o contrariedad. De esta forma lo que están haciendo es contribuir a que se
conviertan en niños blandos, de personalidad débil, caprichosa e inconstante.
Para evitar esto es importante que los padres conozcan no sólo el valor que
el esfuerzo tiene a la hora de educarlos, sino también la forma de
inculcárselo.
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El
esfuerzo es aquello que nos ayuda a conseguir las metas que nos proponemos y
a vencer y superar los obstáculos de la vida diaria.
Nos ayuda a resistir y
perseverar para conseguir el objetivo a alcanzar.
Si nuestros hijos se dejaran
llevar por lo que les apetece en cada momento, seguramente no estudiarían, no
ayudarían en las tareas de casa, no organizarían sus cosas, etc. y por
consiguiente, cuando sean mayores, no sabrán enfrentarse solos a las
dificultades y contratiempos que se le presenten.
Entre los 6 y 12 años, conocido
como el periodo sensitivo, es el momento de educarles en hábitos, enseñarles
a ser trabajadores, a ser responsables de sus actos, etc.
Los padres se tienen que
concienciar que la clave no está en quitarles el sufrimiento a los hijos sino
en proporcionarles las herramientas, estrategias y capacidades que les ayuden
a enfrentarse a las dificultades.
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En
primer lugar hay que enseñarles en qué consiste el esfuerzo y el sentido y
valor que este tiene.
Si se empieza por enseñarles a
esforzarse en cosas pequeñas cuando sean mayores serán capaces de hacerlo con
las grandes dificultades que la vida les va a deparar.
Los hijos tienen que saber que
lo importante es hacer lo que se debe y no lo que apetece.
De esta forma aprenderán a
controlar los impulsos, vencerán los estados de ánimo, la impulsividad, la
impaciencia etc.
Es importante enseñarles a
marcarse metas que sean realistas, ayudarles a decidir lo que quieren en un
momento de confusión. Les puede ayudar que los padres les hagan preguntas del
tipo: ¿Qué quieres hacer en este asunto?, ¿Cuál es tu objetivo?, ¿Qué te
propones con esto? Y por consiguiente hacerles ver que todo supone un
esfuerzo, pero que merece la pena.
El ejemplo de los padres es
fundamental.
A los niños les va a ayudar
mucho ver que sus padres también se esfuerzan, que no se quejan cuando las
cosas no salen según lo previsto, que asumen sus propios errores y que a
pesar de las dificultades son capaces de seguir adelante.
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Hacerles ver la cara positiva del esfuerzo, presentarlo como algo
valioso y necesario que les va a ayudar a alcanzar los objetivos y metas
propuestas.
- Es conveniente que los
padres provoquen ocasiones en las que los hijos se tengan que esforzar,
por ejemplo levantarse temprano, comer algo que no les agrada mucho, realizar
alguna tarea de casa que les resulta algo molesta, etc.
- Explicarles que las
cosas que se empiezan hay que terminarlas y que no se deben hacer
chapuzas. Al principio habrá que ayudarles a ser realistas antes de comenzar
algo y enseñarles a prever las consecuencias de sus actos y decisiones.
- La disciplina y
el esfuerzo van unidos. Es aconsejable tener un horario, cumplir unas normas
en casa, procurar que tengan la mayor parte del tiempo ocupado, realizar
algún tipo de deporte, implicarlos en el cuidado de los hermanos pequeños,
etc.
- Los padres son los que mejor
pueden ayudar a los hijos a vencer las impaciencias, superar el
aburrimiento, la indecisión, los impulsos, los cambios de humor etc. Los
niños al principio no saben ponerle nombre a lo que les ocurre y por ello los
padres deben ayudarles no solo a descubrirlo, sino también a encontrar la
forma de superarse y vencerse a sí mismos.
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